Uno de los principales dilemas que se encuentran los padres primerizos a la hora de decorar el cuarto del bebé es si deben adaptar el estilo de la habitación en función del sexo de la criatura y aunque en algunos casos esta podría ser una buena elección, en otras situaciones deberían explorarse más posibilidades.
Cuando en la vivienda se disponen de varias habitaciones destinada al uso de los futuros niños, la decoración monotemática puede ser una opción, pero en aquellos casos en los que sólo dispongamos de una habitación infantil resulta más factible decantarse por colores neutros que podamos aprovechar en el caso de un segundo niño, pues siempre resultará más fácil adaptar el estilo de decoración cuando no se encuentre específicamente definido para niño o para niña.
La estética infantil admite muchas formas y colores en la decoración que pueden usarse tanto para niño como para niña y que no se limitan a los clásico azul celeste y rosa que son más complicados de adaptar a un estilo más neutro si se debe compartir la habitación con otro bebé del sexo opuesto.
Los colores pastel son indudablemente el recurso más empleado en la decoración del cuarto de un recién nacido y en este punto, se admiten todas las tonalidades y gamas de colores, siendo los colores cálidos los preferidos en la mayoría de los casos, especialmente los beiges, verdes y malvas.
El azul y el rosa también se pueden usar siempre y cuando estén integrados con otra gama de colores para evitar caer en el “monotema niño-niña” que comentábamos en un principio.
Un consejo para padres que necesiten adaptar la decoración de una habitación para un segundo bebé de sexo diferente al anterior sería reciclar parte del decorado integrando dos o más colores neutros para crear un estilo distinto que pueda ser empleado en ambos casos.
yo la quiero en mi perfi